No durmió bien. Tenía un nudo en la garganta tan grande que le costaba respirar.
—Néstor, cariño, ¿qué hemos hablado de usar el móvil en la mesa?
El joven suspiró con desgana y echó un vistazo rápido a las notificaciones antes de guardar el aparato en el bolsillo y hacer frente al el bol de cereales.
—¡A Néstor le han dado calabazas! —canturreó en tono burlón Carmen, su hermana pequeña con la boca llena de galletas.
—Cállate —le contestó mientras le pellizcaba la pierna. La niña soltó un chillido y empezó a llorar de forma escandalosa.
—¡Ya está bien! —le interrumpió la madre muy seria —, como no lo dejéis ya, os castigo a los dos —les amenazó.
La pequeña se calmó al instante, y Néstor, aunque un castigo no le importaba nada en esos momentos. Obedeció para que no le quitaran el móvil. Lo necesitaba.
Tirurí.
El sonido del WhatsApp hizo que el corazón le diera un vuelco. Miró a su madre, y ésta negó con la cabeza.
—Ni se te ocurra tocarlo hasta que no termines el desayuno.
El aparato le quemaba en los pantalones, le ardía en el muslo.
Tirurí. Tirurí.
El nuevo sonido y la vibración de los mensajes le sacudieron como un terremoto.
Su madre le miró y levantó un dedo.
Se encaró a la mesa, la leche estaba fría y los cereales tan blandos que se le hacían bola en la boca. Eso era imposible de tragar. Se sentía impotente, incomprendido ¿Por qué su madre era tan mala con él? Su hermana soltó una risita y eso fue la nota que colmó el vaso. Se levantó.
—No quiero desayunar —gritó con lágrimas en los ojos.
—¡Néstor, vuelve a la mesa o te quedas sin móvil una semana! —amenazó su madre.
El adolescente hizo caso omiso y corrió a encerrarse en su habitación dando un gran portazo.
—¡Néstor! —escuchó gritar a su madre enfadada.
Pero Néstor solo podía pensar en una cosa. Por la noche se había declarado a Almudena, la chica más guapa de la clase. Ella tenía que contestarle. Eso su madre no lo entendía: era el momento más importante de su vida y no podía perderlo con chorradas.
Sacó con rapidez el teléfono del bolsillo mientras su madre golpeaba la puerta.
—¡Néstor!, ¡cuando venga tu padre te vas a enterar!
Lo desbloqueó y se dispuso a mirar los mensajes.
Tres mensajes sin leer
“Tu saldo está a punto de agotarse”
“Puedes recargarlo en el punto Vodafone mas cercano”
“Te recordamos que puedes ganar puntos extras mandando la palabra PUNTOS al 01101110 01101111”
Ejercicio tema 3 - Elige uno de estos dos inicios para escribir un relato de unas 350 palabras:
“Cuando nací, mis padres ya no se querían…” (Ana María Matute. 1ªpersona)
“No durmió bien. Tenía un nudo en la garganta…” ( Gustav Flaubert. 3ª persona)
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