Inventízate III - Julio 2018 - La Última Expedición.


Acaba de amanecer. Estoy apoyada en la barandilla observando el mar. No tengo claro que la embarcación siga el rumbo adecuado, llevamos semanas de retraso y la falta de provisiones es alarmante.

Le doy el último trago a la botella de whisky y la miro un momento antes de arrojarla al agua. Beber un poco me suele ayudar a centrarme, pero esta noche me he vuelto a pasar. Creo que tengo un problema.

Marcelo sale a cubierta bostezando. Al verme se acerca negando con la cabeza.

—Tienes una pinta horrible, Marina —me dice con una sonrisa triste. Me encojo de hombros—. Déjame llevarte a tu camarote.

Se lo permito. Marcelo me gusta, me dan pinchazos en el pecho cuando anda cerca. Debería decirle lo que siento, pero no lo hago. Nunca lo hago.

Me deja sola. Empiezo a llorar. Nada va bien. Hemos pasado por demasiadas cosas: el asalto de los piratas, el encuentro con el velero fantasma, el incidente con las sirenas, el ataque del kraken... ¿Cómo les cuento ahora a mi maltrecha tripulación que estamos perdidos en mitad del océano?

Seguramente un baño me despeje. Será mi primer capricho en meses. Lleno la pila de agua con aceites aromáticos, me desnudo, me sumerjo y cierro los ojos.

La expedición original zarpó hace seiscientos años desde el puerto de Palos: tres carabelas buscando un mundo nuevo que jamás regresaron.

Partiendo de sus mapas y extrañas indicaciones, se creó una tradición familiar en la que, generación tras generación, los descendientes del primer almirante capitanearían una campaña para limpiar el nombre de su linaje.

Soy la única hija de un hijo único y última de mi estirpe. Si fracasamos, no habrá más oportunidades. No me da miedo ser la primera mujer que dirige la misión porque, aunque solo lleve una pequeña nave, seré yo quien la complete: voy a hacer historia.

Ya me siento mucho mejor cuando empiezo a escuchar los gritos de mi equipo. Maldigo a mis antepasados y a sus estúpidas tradiciones. Me visto rápidamente y subo a cubierta.

—¡Capitana! —grita Marcelo— ¡Hemos avistado tierra!

El corazón me da un vuelco y corro a proa a reunirme con todos. A lo lejos puede verse un horizonte plagado de vegetación y de altas pirámides que reflejan la luz del sol. Se divisan torres metálicas, raros vehículos... Parece que tienen una tecnología muy avanzada. ¡La de cosas que vamos a poder contar cuando regresemos!

Me empiezo a reír como una tonta y, en pleno arrebato, beso a Marcelo en los labios. Me corresponde gustoso.

No puedo creérmelo. Después de siglos de intentos fallidos, lo he conseguido: Marina Colón ha descubierto el nuevo mundo y ha devuelto el honor a su familia.

Así sabe la felicidad.



Desde lo alto de una brillante pirámide, dos hombres uniformados observan a un diminuto y primitivo barco acercarse a la playa.

—¿Procedemos a bombardearles? —pregunta uno. El otro se queda unos instantes pensativo y niega con la cabeza.

—No es necesario —contesta sonriendo con malicia —, pero preparad los drones. Por si acaso.

Julio 2018 - Nuevas Tierras https://www.literup.com/contest/4

Requisitos:

a. El relato es una ucronía en la cual Cristóbal Colón nunca llegó a América. (¿No cumplido?)
b. Un personaje es adicto a una sustancia psicoactiva. (¿No cumplido?)
c. Un personaje debe bañarse. (Cumplido)

Puntuaciones: 9/10 - 7/10 - 7/10 (16.28PX)
Puesto 12/17

Enlace a los 17 relatos participantes: https://www.literup.com/contest/trial/31


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