—”Año nuevo, vida nueva”... Eso es lo que dicen, ¿no?
Camina de un extremo a otro del salón mientras divaga en voz alta. Siempre ha sido una persona muy tranquila, pero los pensamientos que le asaltan le inquietan.
—La verdad es que ahora es el mejor momento. Un propósito para cumplir este año que entra. Unos se ponen a dieta, otros deciden quedar más con los amigos… Yo lo voy a dejar.
Se detiene y mira a su alrededor.
—Esto es como el que fuma, o el que bebe. Lo mío también es un vicio.
Posa su vista en un punto del suelo y se pone en cuclillas. En esa posición puede observar con más claridad a la única persona que está con él.
—Es que esto no me hace ningún bien. Ni a mí, ni a nadie. Y además ¿qué pasaría si me descubren? —Niega con la cabeza—. Mamá no se recuperaría del disgusto, ¿verdad?
Su interlocutor no contesta. No puede. Lowell mira el cuchillo ensangrentado que tiene en las manos y lo deja en el suelo al lado de su víctima. Se incorpora mientras lo señala con el dedo.
—Así que ¡decidido! Tú eres el último. Cuando empiece el año seré un hombre nuevo. No voy a matar mas.
Habiéndose quitado ese peso de encima se dirige feliz a la cocina y se sirve una copa de cava. A través de la pared escucha el alboroto de los vecinos celebrando el año nuevo. Alguien tira petardos en la calle. Da un sorbo que le sabe a gloria y vuelve al salón. Lo que ve, hace que se le caiga la copa y se rompa en mil pedazos. No se lo puede creer: el tipo sigue vivo.
—¡Maldita sea! —se queja mientras agarra el cuchillo y deguella al pobre desgraciado arruinando su impoluto traje con la sangre. Se sienta a su lado y lo acompaña hasta que, entre horribles estertores, deja de respirar.
—El primero del año —se dice a sí mismo. No puede evitar sonreír. Se siente pletórico y satisfecho. Se mira la ropa llena de sangre y suelta una sonora carcajada.
—¿Dejar esto? Ni loco. —Mira al techo pensativo—. Si eso ya, para el año que viene.
Camina de un extremo a otro del salón mientras divaga en voz alta. Siempre ha sido una persona muy tranquila, pero los pensamientos que le asaltan le inquietan.
—La verdad es que ahora es el mejor momento. Un propósito para cumplir este año que entra. Unos se ponen a dieta, otros deciden quedar más con los amigos… Yo lo voy a dejar.
Se detiene y mira a su alrededor.
—Esto es como el que fuma, o el que bebe. Lo mío también es un vicio.
Posa su vista en un punto del suelo y se pone en cuclillas. En esa posición puede observar con más claridad a la única persona que está con él.
—Es que esto no me hace ningún bien. Ni a mí, ni a nadie. Y además ¿qué pasaría si me descubren? —Niega con la cabeza—. Mamá no se recuperaría del disgusto, ¿verdad?
Su interlocutor no contesta. No puede. Lowell mira el cuchillo ensangrentado que tiene en las manos y lo deja en el suelo al lado de su víctima. Se incorpora mientras lo señala con el dedo.
—Así que ¡decidido! Tú eres el último. Cuando empiece el año seré un hombre nuevo. No voy a matar mas.
Habiéndose quitado ese peso de encima se dirige feliz a la cocina y se sirve una copa de cava. A través de la pared escucha el alboroto de los vecinos celebrando el año nuevo. Alguien tira petardos en la calle. Da un sorbo que le sabe a gloria y vuelve al salón. Lo que ve, hace que se le caiga la copa y se rompa en mil pedazos. No se lo puede creer: el tipo sigue vivo.
—¡Maldita sea! —se queja mientras agarra el cuchillo y deguella al pobre desgraciado arruinando su impoluto traje con la sangre. Se sienta a su lado y lo acompaña hasta que, entre horribles estertores, deja de respirar.
—El primero del año —se dice a sí mismo. No puede evitar sonreír. Se siente pletórico y satisfecho. Se mira la ropa llena de sangre y suelta una sonora carcajada.
—¿Dejar esto? Ni loco. —Mira al techo pensativo—. Si eso ya, para el año que viene.
Reto 01: Escribe un relato sobre los propósitos de año nuevo de tu personaje.
52 retos de escritura para 2019 de Literup - https://blog.literup.com/52-retos-de-escritura-para-2019/
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