Robert salió del pub por la puerta de atrás, estaba decepcionado: otra noche de búsqueda perdida. Una ráfaga de aire helado le hizo subirse la cremallera de la chupa.
Miró a su alrededor, estaba en un callejón mal iluminado, con las paredes llenas de grafitis y basura por todos lados. El suelo estaba mojado y, por el olor, estaba seguro de que no era agua.
—Mierda —maldijo—, las botas nuevas.
De pronto, un pequeño movimiento llamó su atención y llevó su mirada al rincón más oscuro de la calle, justo al lado del contenedor pudo distinguir el ascua de un cigarro y acto seguido escuchó una risilla.
—Te ha costado encontrarme.
La voz masculina le hablaba con sorna y aunque ya le resultaba familiar, le seguía provocando una sensación extraña en la boca del estómago. Pero no iba a permitir que se le notara.
—Zachary —se limitó a decir mientras hacía un gesto con la cabeza.
La figura que salió de las sombras era un tipo delgaducho, mal afeitado y con pintas de haber estado toda la noche de juerga. Le dió una larga calada al cigarro antes de tirarlo.
A Robert todavía le costaba creer que el ser al que llevaba meses persiguiendo, del que hablaban todas las leyendas, tuviese esas trazas. Ni en mil años se hubiera imaginado que así era un vampiro.
Zachary le miró y le mostró una sonrisa afilada.
—¿Qué te apetece que te enseñe esta noche?
Ejercicio tema 4 - Escribe una escena de unas 200 palabras.
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