Iniciación a la escritura creativa UPZ - El botón de la "B".


Alex no había dormido bien, había pasado la noche dando vueltas en la cama entre extraños sueños que no conseguía recordar. Tenía una reunión importante en el trabajo y eso le inquietaba. Aún no había amanecido cuando salió de su piso, la bombilla del patio llevaba más de una semana fundida, por lo que se dirigió a oscuras hacia el ascensor. Pulsó el botón de llamada y escuchó como la máquina se ponía en marcha lentamente entre quejidos como si fuera un viejo gruñón.

—Yo tampoco tengo ganas de ir a trabajar hoy —dijo en voz alta.

El ascensor soltó otro chasquido a modo de respuesta y se paró en su planta. Tardó unos segundos en abrir sus puertas, iluminando el pasillo. Alex bostezó y entró sin ganas mientras se miraba en el espejo. Se intentó arreglar el flequillo con los dedos y se giró para pulsar el botón de la B en el que alguien había dibujado un pequeño demonio. El aparato volvió a gruñir y empezó a cerrar sus puertas con parsimonia.

—Venga —se quejó—, no tenemos toda la mañana.

Como si quisiera mostrar su rebeldía, el ascensor vaciló unos segundos antes de cerrar del todo y, justo en el momento que iba a empezar a bajar, se detuvo de forma brusca y se apagó dejando a Alex en completa oscuridad.

—No me jodas —dijo—. Hoy no.

Acercó la mano a los botones y pulsó el único que tenía una bombillita roja encendida. Sonó una alarma estridente que le hizo taparse los oídos. En cuanto paró el sonido se encendió la luz de emergencia y el corazón le dio un vuelco.

Debía ser por la luz verde que iluminaba la cabina de una forma extraña, pero la puerta del ascensor no se parecía para nada a lo que era hacía un instante. A primera vista era mucho más pequeña, de hecho, toda la estancia lo era. Se veía vieja y oxidada, de un tono más oscuro. La tocó y notó que era rugosa y emanaba calor. El ambiente también era distinto, húmedo y denso. Aunque lo más desconcertante era el silencio.

Volvió a pulsar los botones sin ninguna respuesta, golpeó la puerta con los puños y gritó hasta que le empezó a doler la garganta. Nada. Se apoyó en la pared que ahora era de madera y no tenía ningún espejo y se cubrió la cara con las manos. Eso no estaba pasando.

De pronto escuchó un crujido y al mirar vio que la puerta estaba entreabierta, se acercó y una oleada de calor abrasador le echó para atrás. Se asomó como pudo, pero fuera solo había una absoluta y aterradora oscuridad.

Era una persona adulta, tenía que haber una explicación lógica. Una explicación que nunca encontraría si se quedaba ahí. Cogió aire y se preparó para abrir la puerta y enfrentarse a lo que fuera que se tuviera que enfrentar. 

Entonces la puerta se cerró, la luz cambió a su tono habitual y el ascensor se puso en marcha, como si no hubiera pasado nada y empezó a descender. Todo era normal, todo era como siempre. Pero Alex ahora era un poco más fuerte.


Ejercicio curso de escritura creativa - Iniciación  - LA PUERTA: Escribir un relato de unas 350 palabras, donde se describa una puerta

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