Cuentistas - Culpable

Lo sé, lo sé. No hace falta que me lo repitas. Las cosas no se hacen así. Pero ¿Y qué hago yo ahora? No puedo retroceder en el tiempo para cambiarlo. Lo hecho, hecho está ¿no? Además, tampoco es para tanto. Ha sido un error, un pequeño despiste. Nos puede pasar a cualquiera. 

¿Qué? ¿A ti no? Já. Eso me gustaría verlo. No, no, no, no me malinterpretes, no te estoy acusando de nada. Es que entiéndeme, es la primera vez que me pasa y estoy nervioso. Tu me conoces, esto no es típico de mí.

Tu cuñada trabajó ahí para verano, ¿no? Y… ¿Sabes si pasaba mucho?... Pues ¿Qué va a ser?, ¡lo que me ha pasado a mí!...  ya…, que no tienes ni idea... Pero vamos, seguro que la gente suele ser cuidadosa con estas cosas.

Y…, esto… ¿Tu crees que se podía averiguar quien ha sido? Quiero decir ¿podrían llegar a identificarme? Sí, ya sé que tienen mis datos… pero... ¿podrían relacionarlo conmigo? 

¡Maldición!, pues claro que pueden, todo va etiquetado, ¡in-for-ma-ti-za-do!

Seguro que ya lo saben… si es que mira que soy zoquete, ¡Es una norma básica de cumplimiento obligatorio! ¡Si tienen hasta un cartel! ¿Cómo se me ha podido pasar algo así? 

Madre mía, yo no puedo volver ahí, no voy a poder aguantar la mirada acusadora del dueño. Seguro que hasta el resto de clientes se dan cuenta de lo que he hecho. Ya los estoy viendo. Hablando, cuchicheando por los rincones. Señalándome con el dedo, como un paria. Y es que eso es lo que soy: un maldito paria.

Y, un momento, tampoco voy a poder salir a la calle. La chica que tienen de refuerzo los fines de semana vive en el portal de al lado. Me la encuentro siempre en la panadería… 

Sí, no digas nada, no debería comer pan y tienes toda la razón, a partir de ahora no compraré más… 

¿Qué? ¿Qué no era eso lo que me querías decir? Ah, ya sé. Y también tienes razón: tengo que cambiar de piso… total no se vive tan bien en el centro. Una casita en las afueras, lejos de la gente, de la panadería, de la chica de refuerzo… ¡Es un plan perfecto! Además así no podrán localizarme. 

¿Qué? ¿Qué exagero? No me digas que exagero. Esto es serio. 

Y lo que más me fastidia es que a mí me encantaba ir al videoclub a perderme entre las estanterías llenas de películas y alquilar una para verla el sábado por la mañana.

¡Ay dios mío! ¿Por qué tuve que devolver la cinta sin rebobinar?

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